Influencers en el punto de mira de la Farmacovigilancia
En los últimos años, con el auge de las redes sociales, se ha promovido la necesidad social de compartir las actividades cotidianas que se realizan en el día a día, de ahí que aparezcan las figuras llamadas influencers. Entre el contenido que comparten, que incluye viajes, gastronomía o moda, se han introducido también las recomendaciones de medicamentos, lo ha puesto en alerta a los Departamentos de Farmacovigilancia de las compañías farmacéuticas.
Los influencers mencionan y aconsejan el uso de medicamentos, cosméticos, productos sanitarios o complementos alimenticios que, en alguna circunstancia, les han funcionado. Sin embargo, muchos de ellos no tienen formación sanitaria y promueven un consumo inadecuado entres sus seguidores, alcanzando a millones de personas. De este modo, en situaciones puntuales, por desconocimiento y con buena voluntad, pueden llegar a incumplir el Real Decreto 1416/1994, de 25 de junio, por el que se regula la publicidad de los medicamentos de uso humano, indicándose que no se puede realizar publicidad de aquellos medicamentos que requieran prescripción médica.
Debido a esta situación, las redes sociales se han convertido en un canal en el que el trabajo de la Farmacovigilancia es fundamental desde hace algunos años. Según el Módulo VI de las Buenas Prácticas en Farmacovigilancia (GVP), la continua monitorización de las redes sociales es responsabilidad de los Titulares de Autorización de Comercialización (TAC), para poder obtener más información relativa al perfil de seguridad de distintos productos, y así evaluar de forma más fiable la relación beneficio-riesgo de los mismos.
Entre las consecuencias que las acciones de los influencers en materia de Farmacovigilancia pueden llegar a tener, se encentra la promoción del uso fuera de indicación médica o uso indebido, así como la exposición de un tratamiento durante el embarazo y/o la lactancia por su sabor, dificultad para abrir el envase o asombro por efectos no esperados en un fármaco (tanto positivos como negativos). Asimismo, se debe tener en cuenta el reporte de reacciones adversas que todos los seguidores realizan a través de comentarios en posts o videos de forma no intencionada.
Cuando se producen estas situaciones, el Departamento de Farmacovigilancia debe de reportar todos estos casos, independientemente de si se disponen o no de los cuatro datos mínimos necesarios (edad, sexo, medicamento que produce la reacción adversa y notificador). Uno de los problemas que se suelen encontrar, es el no poder hacer un seguimiento de dichos casos, ya que, los pacientes no facilitan sus datos de contacto o su consentimiento de ser contactados y si lo hacen, la mayoría prefieren no dar más información o simplemente no son conscientes de que lo que están experimentando con un determinado medicamento/producto sanitario no tiene por qué ser comunicado.
Hoy en día, las Autoridades Sanitarias competentes están promoviendo diferentes formas para analizar estos contenidos y asegurar que la mención y/o publicidad de los medicamentos y productos sanitarios se ajuste a la normativa; pudiendo solicitar a la plataforma la retirada de aquel contenido que estos influencers realicen de forma inadecuada. Uno de los ejemplos más claros es la publicitación de cremas antibióticas y toallitas para herpes, acné o tranquilizantes-ansiolíticos.
No obstante, el Departamento de Farmacovigilancia de cualquier compañía farmacéutica tiene que estar alerta para detectar todas las situaciones mencionadas anteriormente y reportar absolutamente todo lo que influya el beneficio-riesgo de cualquier medicamento, producto sanitario o cosmético. Para ello, el propio departamento o el proveedor en quien tenga delegada la actividad debe de monitorizar todas estas redes sociales.
En caso de que se trate de productos sanitarios o cosméticos es muy importante establecer acuerdos de farmacovigilancia con agencias especializadas que se formen en materia de farmacovigilancia y monitoricen todos estos comentarios, así como que sean capaces de detectar cualquier situación especial o evento adverso que deba de ser reportado.
En conclusión,la Farmacovigilancia no se resume en ser un departamento que tenga que estar solamente dentro de los límites internos de la industria farmacéutica, sino que, además, debe de expandirse cada vez más a medida que avanza la sociedad. Son muchos los aspectos que afectan a la seguridad de los fármacos y productos sanitarios y actualmente, las redes sociales y personajes públicos son uno de ellos.